Pai Benedito
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Pai Benedito

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Imagen de Pai Benedito

Material: Yeso pintado a mano.

Tamaño: Aproximadamente 20 cm de alto.

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Se llamaba José Benedito, murió a los 90 años, nació en Guinea (Oceanía), fue llevado al África negra por esclavistas. Un día, cuando aún era un niño, se perdió en su aldea y fue encontrado por un anciano aborigen, quien, antes de llevarlo a su aldea, permaneció con él por un período de 3 meses, durante los cuales el aborigen intentó para enseñarle sus creencias.

Pero José Benedito ya tenía sus creencias, por lo que no creía mucho en lo que le decía el aborigen. Al regresar a su pueblo, se encontró con varios traficantes de esclavos, que lo llevaron a él y a su padre al mercado africano. Dentro del barco era uno de los más jóvenes, tenía 10 años. El barco, que llevaba 700 personas, tenía más de 1500, donde cada uno hacía sus necesidades fisiológicas allí mismo, donde estaban atrapados. Esto provocó muchas enfermedades, además de las transmitidas por las ratas. Durante el viaje muchos murieron, y a los que resultaron heridos, los esclavistas les echaban agua con sal sobre las heridas._x000D_ Durante la noche echaban agua con sal donde se hospedaban los negros, porque pensaban que así desinfectaba el lugar, y durante el Un día abrieron las escotillas para que entrara la luz del sol. Los traficantes de esclavos querían evitar muertes, ya que esto les causaba pérdidas. Su padre contrajo un virus y murió, siendo arrojado su cuerpo al mar._x000D_ Poco después de la muerte de su padre, tuvo su primera prueba de fe. Se sintió mal y supo que había adquirido algún tipo de enfermedad por el lavado que les daban. Entonces le vino la imagen del aborigen. Era tan real que estuvo seguro de que no era un sueño, porque estaba hablando con el nativo. Este le dijo que dejara de beber el agua y de comer la ropa que le daban. En lugar de eso, debería tomar la alfalfa casi podrida que cubría el suelo y lavarla con el agua de mar que echaban allí todos los días.

Así lo hizo. Luego de un viaje de más de 40 días, finalmente llegó al continente africano, para luego ser llevado a Brasil. Pero hubo un retraso en la trata de esclavos, que duró unos 6 años. Durante este período, trabajando como esclavo, entró en contacto con otras culturas, es decir, esclavos de otros países. Una de las personas que conoció fue un angoleño llamado Zimzumba, que era sanador y hechicero de la nación Nagô. Zimzumba le enseñó a leer y le enseñó magia, y le dijo en una de sus visiones que de nada le serviría huir, porque sería esclavo toda su vida, que enseñaría a muchos negros a serlo. fuerte y luchar por sus ideales, y que ya no escucharía las voces de la gente. Al principio no entendió, pero creyó, recordando cómo lo había ayudado el aborigen. Luego de este período de 6 años, fue llevado al Brasil Colonial, en un viaje de más de 30 días. Aterrizó en Parati y fue vendido en subasta al señor Patrocínio y a la señora Joaquina, que vivían en una finca en el interior de São Paulo. Allí conoció al único amor de su vida, María Benedita, quien hoy trabaja en la línea Vovó Conga.

Pasaron varios años y él, insatisfecho con la vida que llevaba, volvió a ver al aborigen en una noche de luna llena. Este me pidió que me pusiera en contacto con la cultura de ese país. Al hacerlo tuvo su primer contacto con lo que serían los Orixás. Lejos de sus creencias, y creyendo ya en los aborígenes, comenzó a profundizar en este culto afrobrasileño, donde acabó casándose con María Benedita. Como ella era empleada doméstica en la casa grande, porque sabía leer y escribir, logró con sus dueños que él trabajara allí. Es importante señalar que sus dueños tenían mucho cariño a ambos, pero siendo un poco fisgón, acabó descubriendo un complot contra el señor Patrocínio, tramado por sus hijos para apoderarse de las tierras. Uno de ellos, al descubrir que José Benedito lo había descubierto todo, lo devolvió al cuartel de los esclavos y ordenó que le perforaran ambas orejas. Fue allí donde comenzó su camino de fe.

Comenzó a creer verdaderamente en el poder espiritual de los Orixás y comenzó a asistir a más servicios. Durante este período conoció a quien sería su mayor verdugo. Como castigo por haber intentado avisar al señor Patrocínio, éste facilitó mi fuga para luego matarme, pero durante la fuga se encendió una luz fuerte que lo cegó a él y al capitán de la mata, y no pudo lograr su intención. Luego me llevó de regreso y permanecí varios días en el cepo, siendo azotado diariamente. Pero algo le hizo tener fuerzas para vivir y supo que alguien estaba cuidando de él.

Cuando María Benedita vino a darle agua le dijo que estaba embarazada. Al cabo de unos meses nació José Benedito de Angola, su único hijo. No satisfecho, el hijo de don José Patrocínio vendió a María Benedita, disgustando a doña Joaquina. Su hijo quedó al cuidado de otra esclava. José Benedito se rebeló y volvió a ser atado al baúl. Entonces apareció ante él la figura de una mujer, diciéndole que lograría traer de vuelta a María Benedita, y que de nada le serviría tomar al niño y huir, que allí estaba su misión. ella me dijo que me fuera

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