Ewa
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Ewa 10 cm

15,00 €

Imagen de Ewa

Material: Yeso pintado a mano.

Tamaño: Aproximadamente 10 cm de alto.

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Conocida por su apariencia exótica, Ewá es también símbolo de belleza y sensualidad, pero nunca se entregó a ningún hombre, permaneciendo casta y convirtiéndose en protectora de todo lo virgen y puro, desde los seres humanos hasta los bosques y ríos.

No confundas pureza con ingenuidad, pues este Orisha es muy astuto e inteligente, por lo que no querrás despertar jamás tu ira. A veces se la confunde con Oxumaré, por lo que se la suele adorar junto con su hermano y los dos son los responsables de la energía del arco iris. También tiene como símbolo la serpiente, pero en un tamaño menor que el de Oxumaré.

Ewá es un Orisha más tradicional en Candomblé que en Umbanda. Su principal fortaleza proviene de Nigeria, donde hay un río que lleva su nombre. Ella es regente de la niebla y las brumas, y quienes la desafían tienden a perderse en la vida y nunca logran encontrar su camino nuevamente. Mujer guerrera con gran sabiduría, Ewá no le teme a la muerte y ya la ha engañado varias veces. Algunas de sus leyendas dicen que ella también habita regiones cementerio, donde se siente en paz y logra mantenerse alejada de Ifá y Xangô.

También es una tradición que sólo se levanta sobre las cabezas de las mujeres, por lo que aparece sólo sobre los hijos de las santas. Sus símbolos más comunes son: la Ofá utilizada en la guerra, el arpón, la serpiente y la lira.

Una de las leyendas de Ewá cuenta que un día estaba lavando ropa junto al río, que llevaba en un abrevadero gigante (igba), y notó que un hombre corría desde lejos, desesperado por algo. Sintiéndose dispuesta a ayudarlo, arrojó la ropa al río y lo escondió dentro de su igba. Al poco tiempo apareció Ikú (muerte) y le preguntó si había visto a un hombre, ella tranquilamente respondió diciendo que había corrido río abajo, por lo que Ikú pasó desapercibido. Al salir de la igba, el niño se presentó como Ifá y se enamoró perdidamente de Ewá, llevándosela con el propósito de casarse con ella. Aprendió el don de la videncia de Ifá, pero no llegó a ser su esposa.

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